ESCRITORA INVITADA
Berenice Luna Satura Colombia Cartagena
La cuarentena ha traído desafíos gigantescos a nuestras vidas. Abstenerse de salir para que inteligentemente podamos evitar el contagio propio y el de otros ha sido uno de ellos. Se han implementado en el país estrategias para evitar el contagio masivo, tales como: toque de queda parcial o total, pico y cédula, (incluyendo el de géneros).
En una de esas salidas y en una de las múltiples colas que se deben hacer para acceder a distintos servicios, pude ver personas que se colaban a la fila, discusiones, intolerancia y la no entrada a bancos o almacenes, debido a que faltaron al pico y cédula. Faltar a la orden es algo que podría considerarse ilógico, pues es una orden de quedarse en casa y solo salir el día convenido por las autoridades, pero muchos lo hacen no porque quieran, sino por la necesidad de ir a buscar dinero para solventar las necesidades de sus familias; es aquí donde toca reflexionar ante la escasez de otros. Preguntarnos como están haciendo otros para suplir la alimentación propia y de la familia, cómo están haciendo con sus empleos, cómo se están sintiendo en el encierro voluntario, qué alternativas de recursos han encontrado, cómo se sienten en familia…Cómo está su Dios. En este punto es donde podemos actuar como agentes de cambio, es ahora el momento para obrar a favor del necesitado, a favor no sólo de su necesidad física; sino también la de sus emociones, la de su espíritu.
Ver a la gente ávida de necesidades es quizás lo que hace salir lo mejor de nosotros mismos, Dios quiere que nos interesemos en estas necesidades, especialmente en las personas, esto es lo que hace que muchas personas puedan ver a Cristo actuando y teniendo la oportunidad de acceder al “Pico y Cédula Eterno”, las palabras pueden convencer momentáneamente, pero son las acciones en las retinas de las personas y el toque a sus corazones las que logran un cambio real. Dios desea que seamos esos que podamos dar la oportunidad a aquellos que sufren y viven situaciones que tal vez nosotros nunca viviremos.
Jesús, no sólo miró a las personas, también tuvo misericordia de las multitudes, y esa compasión lo llevó al siguiente paso: Ayudarlas, Mateo 9: “Jesús recorría todos los pueblos y las ciudades. Enseñaba en las sinagogas, anunciaba las buenas noticias del reino de Dios, y sanaba a la gente que sufría de dolores y de enfermedades. Y al ver la gran cantidad de gente que lo seguía, Jesús sintió mucha compasión, porque vio que era gente confundida, que no tenía quien la defendiera. Parecen un rebaño de ovejas sin pastor!”
Jesús les dijo a sus discípulos: «Son muchos los que necesitan entrar al Reino de Dios, pero son muy pocos los discípulos para anunciarles las buenas noticias. Por eso, pídele a Dios que envíe más discípulos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente.»
Esta es la oportunidad para sentir compasión y actuar, no pasar al lado de las personas soslayadamente, más bien inclinarnos a la bondad tal como Jesús lo hizo y darles una mano. Es el momento de brindar esperanza a un mundo confundido y desesperado, que puedan ver en nosotros el testimonio vivo de Jesús, el Jesús que dio de comer al hambriento, sanó al leproso, amo al desamparado y fue al martirio máximo por rescatar a la humanidad, Jesús en la cruz abrió la puerta y actualizar eternamente la entrada a todo el que crea. ¿Y cómo creerán?, tu y yo somos la respuesta, si tienes dudas de cómo hacerlo, puedes preguntar en la página wwwSaturaColombia.org
Muchas gracias amén así sera
Muuy buena Reflexión acorde a estos tiempos difíciles!!
Bendigo al DIOS todo PODEROSO Grande y Majestuoso,por su obra preciosa en la vida de mi hermana Berenice, que DIÓS siga derramando esa unción especial, para que siga siendo instrumento valioso en sus manos, para alcanzar a todos aquellos que aún faltan que lleguen a los pies de CRISTO.