“…a menos que su justicia supere a la de los maestros de la ley religiosa y a la de los fariseos, nunca entrarán en el Reino del cielo… dijo Jesús”. Hay dos maneras de
vivir el ministerio, según las costumbres, normas y actitudes de la religión o según la regla de Cristo, como corresponde a aquellos que hemos sido llamados por Dios a participar en la nueva vida en Jesús. La diferencia que existe entre estas dos formas de vivir es tan grande como aquella que existe entre la luz y las tinieblas. La religión está contaminada por el mundo, tiene un fin egoísta, material, y tiene serias consecuencias, porque quita, aleja la espiritualidad. La premisa que hay detrás de esas actitudes religiosas en torno al ministerio niega muchas veces el fundamento bíblico, y exige recompensa, remuneración, retribución, protagonismo, pereza, engaño y auto-engaño, supervivencia económica más fuerte, etc. Nosotros estamos en el ministerio Satura no con este fin, pues sabemos que Dios cuida hasta el más pequeño detalle de nuestra vida; estamos puestos por Dios en esta tarea y eso requiere esfuerzo de parte nuestra. Puede que surjan dificultades de todo tipo, yo lo sé, pero en primer lugar debemos asumir que es un mandato de Dios, en segundo lugar, lo hacemos por amor y gratitud al Señor, “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagamos, hagámoslo de corazón, como para el Señor, no para los hombres”; y en tercer lugar, sabemos que nuestra recompensa es diferente, grande, maravillosa, majestuosa…
Carlos Yomayusa Monroy
Satura Colombia
Bogotá.