Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas… dijo Jesús. Los requisitos de ingreso para algún ministerio en el nombre de Jesús, también implican esforzarse en perdonar.
Vemos que el perdón es la llave que abre la puerta del Reino de los Cielos. No podemos andar por ahí a merced de nuestros sentimientos y experiencias. El apóstol Pablo dice: como escogidos de Dios, santos y amados… esta condición nos exige que debemos perdonar. El perdón es imposible si nuestros pecados no han sido perdonados por Dios a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz. Este es el punto crucial, no podemos perdonar verdaderamente si no somos hijos de Dios. Además añade Pablo revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad y paciencia… Echemos una mirada honesta a nuestro corazón y miremos si estas palabras nos describen como padres, esposos, amigos, familiares, o en nuestro ministerio. Imaginémonos cómo sería nuestro mundo personal, en la iglesia, si nos apoyáramos unos a otros, si perdonáramos si tenemos queja contra otro… Y así como Dios nos perdonó, perdonáramos también nosotros…
Carlos Yomayusa Monroy
Satura Colombia
Bogotá